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Los deberes: ¿responsabilidad de los padres o de los hijos?

Cada vez que se menciona la palabra «deberes» las reacciones son muy diversas, y tenemos opiniones de todo tipo. Más allá de si los niños necesitan hacer deberes o no (que es cuestión de otro debate), en este post vamos a hablar de si la responsabilidad de los deberes es de los m(p)adres o de los hijos e hijas.

Quizás soy un poco tajante, pero es necesario reafirmar que los deberes son siempre responsabilidad de nuestros hijos e hijas. Esto es algo que debemos de dejar claro desde que son muy pequeños. De lo contrario, les estaremos haciendo un flaco favor, dado que no estaremos permitiendo que nuestros hijos e hijas asuman sus responsabilidades.

Lo ideal es que la cantidad de tarea a realizar en casa, vaya siendo proporcional a la edad del niño y de la niña y a su curso escolar, para que de esta forma podamos ir trabajando su autonomía y responsabilidad de forma progresiva.

¿A qué les tenemos que ayudar?

Aunque esta circunstancia va a depender de la edad y las características de cada hijo o hija, estos son algunos consejos:

En infantil:

No es necesario hacer deberes, ¡ninguno! Es una edad excelente para aprender a través del juego. Cuando hablamos de aprender, enseguida nos viene la idea de actividades regladas llenas de contenidos académicos, y se nos está olvidando el potencial que tiene el juego en el aprendizaje.

Muchos de los procesos cognitivos fundamentales para el éxito escolar, se pueden aprender a través del juego. Y, además, la neurodidactica nos dice que a través de las emociones agradables, el aprendizaje se consolida mejor. Así que, en esta edad, olvídate de deberes, fichas, incluso actividades extraescolares, y potencia los momentos en el parque y el juego con tus hijos e hijas.

Para aprovechar al máximo el potencial de aprendizaje del juego en los niños y niñas, recomendamos que jueguen:

  1. Con otros niños: de esta forma aprenderán a relacionarse y a desarrollar habilidades socioemocionales básicas y fundamentales para el éxito en la vida, como por ejemplo, aprender a negociar a qué juego dedicarán su tiempo, a seguir las normas, a resolver conflictos…
  2. En familia: se trata de una opción excelente para trabajar el clima familiar, la confianza… A través del juego se generan dinámicas muy positivas y agradables, que ayudan a generar la confianza suficiente para que los niños y niñas nos cuenten sus problemas y sus preocupaciones. Es algo que se debe de trabajar desde que son pequeños/as, para que cuando llegue la temida adolescencia, nos quieran seguir contando aquello que les preocupa.
    Además, a través del juego también se trabaja y se mejora la comunicación en la familia, un factor protector en la infancia.
  3. Ellos/as solos/as: es importante que aprendan a jugar y a entretenerse ellos solos. Así, aumentaremos su seguridad y autonomía y madurará la función ejecutiva, que es fundamental para el éxito escolar.
    Las funciones ejecutivas son las capacidades mentales que permiten a una persona controlar su propio comportamiento, anticipar el posible futuro, y a la vez, preparar y dirigir su conducta hacia la consecución del plan o tarea. Estas son fundamentales para el éxito académico y profesional. Por ello, es importante trabajarlas con nuestros hijos e hijas. El juego libre, no dirigido por el adulto ni por una pantalla, puede ser una opción excelente para que los niños y niñas desarrollen estas funciones.

Por tanto, en esta edad, olvidémonos de los deberes y dejémosles que jueguen, utilizando juegos tradicionales y evitando las pantallas, para que de esta forma, trabajemos los diferentes procesos cognitivos (memoria, atención, coordinación general, destrezas finas, velocidad de procesamiento, reflejos…).

En primaria:

A esta edad ya empezarán los primeros deberes y debemos trasmitirles que son su responsabilidad. Por tanto, cuidado con el grupo de «WhatsApp» del colegio, en el que se informan de los deberes y las actividades de cada día. Si ellos perciben que
no es necesario esforzarse en saber qué es lo que tienen que hacer, porque sus padres ya lo tienen colgado en el grupo, no van a adquirir esa responsabilidad, dado que nosotros la estamos asumiendo por ellos y ellas.

Esta es una edad excelente para trabajar la responsabilidad y la organización. Para ello debemos insistir en el manejo de la agenda.

Es cierto, que muchas personas consideran que no les hace falta una agenda porque creen que se acuerdan de lo que tienen que hacer. Sin embargo, la memoria de trabajo (es decir, ese almacén que sostiene la información que necesitamos manejar en cada momento para poder resolver un problema o situación), tiene una capacidad limitada. La media en un adulto es de 7 ítems, con una desviación de dos, es decir entre 5 y 9 cosas. En los niños la capacidad es menor. Por eso, es tan habitual que tengamos pequeños olvidos en nuestro día a día: muchas veces es porque estamos sobrecargando nuestra memoria de trabajo.

Según vamos creciendo nuestras responsabilidades aumentan y las cosas que tenemos que hacer también. Por eso, una buena estrategia para trabajar la responsabilidad en los niños y su capacidad de planificación y gestión del tiempo es a través de la agenda.

¿Cómo usar la agenda?

Desde el primer día de curso debemos trabajar en la agenda escolar. La agenda es el elemento clave para ayudar a organizarnos. Para ello, os recomendamos las siguientes pautas:

  • Cuida la agenda, que no estén las hojas arrancadas, pintarrajeadas…
  • Cuida la letra a la hora de escribir, que se entienda lo que está escrito, y que esté limpio.
  • En la agenda hay que apuntar todas las actividades importantes, como los exámenes, las excursiones, las citas de los médicos, los cumpleaños de nuestros amigos y amigas…
  • Las cosas se apuntan en el día que son, no el día que me lo dicen.
  • El día anterior puedo poner lo que voy a necesitar para el día siguiente. Ej. si el 11 de junio hay una excusión, el día 10 pondré: preparar la mochila para la excusión, llevar bocadillo, agua… Ej. Si el 10 de mayo hay examen de dibujo, en el día 9, pondré: preparar el material de dibujo (regla, escuadra, cartabón, portador de ángulos, compás, rotrings…).
  • Apunta siempre todos los deberes a realizar y el contenido de los exámenes. No confíes en la memoria, tiene que estar todo apuntando en la agenda, por asignaturas.
  • Utiliza un código de colores. Ej. Puedes apuntar los exámenes en color rojo, las excursiones en verde, los deberes con boli azul…
  • Coteja tu agenda con la de un amigo, para comprobar que lo apuntaste todo.
  • Una vez que hayas terminado unos deberes, un trabajo…, pon un tic al lado; esto te ayudará a ver que está hecho y te motivará para pasar a la siguiente tarea.

Para más información, podéis consultar el capítulo 28 Los deberes de los niños, ¿tarea para los padres o para los hijos?, del libro: Queremos hijos felices, de la infancia a la adolescencia, publicado por JdeJ editores.

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