Esta etapa es importante pues se cierra un ciclo y comienza uno nuevo. Llegados a este punto el adolescente ha interiorizado y se han hecho visibles todos los aprendizajes anteriores, ya ha elegido su personalidad y tiene un criterio firme.

Es perfectamente capaz de dirigir voluntariamente sus procesos cognitivos, la atención, comprensión, lenguaje… y guía su energía mental de una forma eficaz. Tiene unos hábitos de estudio constantes que facilitarán el paso hacia una nueva etapa académica. La memoria será uno de sus retos pues tendrá que aprender muchos conceptos más profundos y además tendrá que construir su propia memoria personal.

El lenguaje estructura su pensamiento, es capaz de mantener conversaciones coherentes y con un significado que va más allá de lo concreto. Cada día conoce más sobre el mundo y está en constante aprendizaje. Tiene mucha curiosidad y aprovecha su lenguaje para hacer nuevos descubrimientos. Adquiere una conciencia de cuáles son las formas de pensar y de argumentar con los demás que resultan válidas, que son veraces, y que debemos utilizar y aprender.

En este momento dispone de una conciencia ética y moral más interiorizada, ya ha generado su propio criterio sobre cómo debe ser, cómo es la convivencia, normas sociales, derechos humanos… sus reflexiones ahora son más responsables hacia el mundo.

Es aún un momento de ciertos desequilibrios. Se han formado ya grupos y amistades muy fuertes donde cada uno demuestra sus capacidades, su carácter y sus competencias. Tienen “un sitio”, pero aún así, parece querer dar ese último paso que le lleva a la independencia vinculada con los demás.

Ha desarrollado un autoconcepto y una valoración de éste más estructurada, busca reafirmar cómo se siente, cómo piensany cómo se comporta. Se está acercando a lograr su personalidad como meta. Y lo ideal en este camino sería que esté emocionalmente volcado en la realidad que vive y en un aprendizaje optimista, aunque complicado a veces y con ciertos desequilibrios pero esencialmente triunfante.